Semblanza biográfica y profesional.
D. Manuel Tirado Fernández es natural de Córdoba y vecino del barrio de Valdeolleros, donde vivió hasta ser ordenado sacerdote.
Sus padres eran D. Francisco Tirado Redondo, que trabajó en la Westinghouse durante cuarenta años como mecánico electricista, específicamente como ajustador mecánico. Los habitantes de Villa del Río lo recuerdan como un hombre afable, además de un manitas; ya que arreglaba cualquier artefacto eléctrico que caía en sus manos. Su madre, Dª. Rosa Fernández Egea, mujer diligente y cariñosa aunque de apariencia más retraída, dedicó toda su vida al cuidado de su familia.
Como compañeros de viaje en su infancia y juventud contó con dos hermanos: Purificación, mayor que él; y Antonio, menor. La primera se formó en los talleres de corte y confección y ejerció como costurera – sastra, trabajando durante doce años en Alemania; mientras que Antonio estudió magisterio.
Cuenta con cuatro sobrinos, dos de cada uno de sus hermanos, por los que siente un gran cariño.
A D. Manuel lo podríamos considerar como un niño tímido y bonachón que, entre juegos, comenzó sus estudios por diferentes centros de Córdoba: Hizo parvulitos en el Colegio Colón y en el Colegio de Ferroviarios. Más tarde pasaría a la Escuela Preparatoria del Instituto Góngora – dentro del mismo instituto – y, posteriormente, proseguirá sus estudios en los Salesianos.
El bachiller lo inicia en un centro del Obispado, el Seminario Menor de Hornachuelos, siguiendo su formación posteriormente en el Seminario de San Pelagio en Córdoba, permaneciendo en estos centros por espacio de doce años. Además del bachiller elemental y superior, realizó sus estudios para aspirante al sacerdocio, se licenció en Arte Dramático y en Geografía e Historia. También hizo unos cursos de música en el conservatorio de Córdoba: Solfeo, armonía y clarinete; además de estudiar en la Escuela de Idiomas tres años de alemán.
Pero volvamos hacia atrás, cuando era pequeño. A la pregunta: Y tú, ¿qué quieres ser de mayor?; él respondía sin dilación: Locutor de radio o ebanista – carpintero. Con el tiempo empezó a acompañar a su padre a los cines parroquiales de la Huerta de la Reina, en Córdoba, donde éste era el encargado de la proyección de las películas. Allí, en una ocasión, el párroco le volvió a hacer la pregunta del millón: Y tú, ¿qué quieres ser de mayor? y, sorprendiendo a su padre – que lo miró con extrañeza -, al párroco y a sí mismo contestó, de forma contundente: ¡Sacerdote! – La palabra sacerdote tenía para él un matiz más serio y ceremonioso que la de cura, en ese momento de su vida. Tenía doce años. Nunca supo por qué esa respuesta se desprendió de su boca en ese instante. Quizás fue entonces cuando el destino capturó su voluntad, y lo hizo de manera tan fuerte que jamás pudo ya abandonar esta idea.
A partir de ese momento toda su familia se tomó en serio los deseos de Manuel y se iniciaron los preparativos para su ingreso en el Seminario, donde comenzará el bachiller, como indicamos anteriormente, en Hornachuelos; para pasar más tarde al Seminario de Córdoba. Es aquí donde cursa los cinco años de bachiller, tres de Filosofía Escolástica y cuatro años de Teología. En total invirtió en ello doce años de su vida. Durante los últimos seis años de Seminario los veranos los dedicó a trabajar en Alemania, donde residía su hermana mayor. Así ganaba dinero con el que contribuir a la economía de su familia ya que, por aquellos años, su hermano estaba estudiando magisterio y a sus padres no les venía mal una ayuda extra. Estas temporadas en Alemania le darían la oportunidad de ser espectador de dos mundos paralelos y muy diferentes, aprovechando lo mejor de cada uno de ellos y enriqueciendo su interior de una manera que sólo unos pocos privilegiados podían vivir, aunque – no nos equivoquemos – D. Manuel iba allí a trabajar, ejerciendo como cofrero; así recuerda él mismo, con ironía, que su primera vocación infantil como carpintero – ebanista se había cumplido de alguna manera…
Después de terminar sus estudios se incorporó al Servicio Militar, a la vez que se preparaba para recibir el Sacramento del Orden. Al terminar la mili recibió la Ordenación Sacerdotal, siendo un momento crucial en su vida. Su vocación se hacia una realidad. ¡Ya era Sacerdote! Ahora comenzaría para él una deseada, nueva y desconocida andadura… El primer destino que le adjudicaron fue el de ser párroco de las Aldeas de la Carlota, – Fuencubierta, La Chica Carlota, Pineras -. Durante un año estuvo allí hasta que, más tarde, en 1975, fue destinado a Villa del Río.
Es en este momento cuando el destino hace coincidir a Villa del Río y a un jovencísimo Don Manuel. Llega en plena etapa de La Transición Española, encontrándose – como él mismo califica – una sociedad abierta y afable que estaba a la expectativa del cambio importantísimo que se iba a producir en la España de esos momentos; cambio que deseaban con todas sus fuerzas.
A su llegada a Villa del Río lo hizo como coadjutor con D. Rafael Cerrillo y, posteriormente, como compañero de equipo de D. Antonio Mejías. En este periodo comenzó sus estudios de arte dramático y clarinete. Lo del arte dramático es curioso ya que fue a raíz de que un vecino le sugirió que, como cura, le iba a venir muy bien para poder leer entonando y así llegar mejor a sus feligreses, a la vez que le ayudaría a vencer su cortedad y timidez. Estos estudios despertaron en él un gran interés por la interpretación, que canalizó llevando a cabo un proyecto de este tipo en la localidad, creando el grupo de teatro La Parroquia, cuya finalidad no es otra que dar una alternativa cultural al tiempo de ocio de los jóvenes, a la vez que los iba formando en esta disciplina; no sólo desde el punto de vista de la interpretación, sino también fomentando la lectura y las relaciones humanas.
Este grupo, dirigido por Don Manuel, lleva 39 años en función ya que, desde que se formó, no ha parado de llevar a cabo representaciones de obras variadas, especialmente orientadas como colaboración y complemento de las Jornadas Culturales en honor de la Virgen de la Estrella, en las que nunca ha dejado de estar presente; siendo más de cien las que ha producido; y actuando, además de en Villa del Río, en otras localidades dentro de la Comarca del Alto Guadalquivir, en la provincia de Jaén, en Madrid…
Sus primeras representaciones se llevaron a cabo en el antiguo cine Olimpia, en el mismo altozano frente al cine, en la Casa de la Cultura, en el atrio de la iglesia y en el mismo altar, cuando se trataba de Autos Sacramentales, como fue el caso de La Hidalga del Valle de Calderón de la Barca, dedicada a la Virgen de la Estrella con motivo de su coronación en 1995, en la que, como dato anecdótico, resaltamos que actuaba su hermano Antonio.
Entre las obras que han representado destacamos las siguientes: Besos para la bella durmiente, de D. José Luis Alonso de Santos, Historia de una escalera, de D. Antonio Buero Vallejo, otras de los hermanos Álvarez Quintero…
Esta actividad trajo como logro, además de culturizar, entretener y dar mayor esplendor a las fiestas; despertar el interés por este mundillo del teatro; siendo el germen de otros grupos que van a aparecer en la localidad como el grupo La Buharda, La Buena Estrella… En esta línea ha sido el impulsor, junto al concejal D. Antonio Torralba Fernández y otros, del proyecto de Teatro por barrios, que desembocó en la Cultura por Barrios; en la que colaboraban otros grupos de teatro, como fue el llevado a cabo por el Centro de Educación de Adultos y otros colectivos, como las bandas musicales, que iban deleitando y revitalizando con sus actuaciones los barrios de la localidad.
Entre otras artes, tenía también cierta vocación por la música y el canto. Estudió en el Conservatorio de Música de Córdoba, haciendo hasta tercer curso, tocando un viejo clarinete. Formó parte de la rondalla creada a iniciativa de una maestra de la localidad – Pepita Castro -, que agrupaba a un grupo de escolares, entre los cuales él era uno más. Fue el cofundador, junto a Mari Pérez, Paqui Pérez, Tomás Sánchez Monje y José Miguel Martínez Plantero, de la Coral Polifónica Nuestra Señora de la Estrella, – codirigida durante años por Paqui Pérez y D. Manuel Víctor -, donde nuestro párroco coordinaba la cuerda de bajos, además de prestar la parroquia y todo lo que estaba en su mano para los ensayos de la misma coral o para cualquier otra actividad cultural que necesitara de sus instalaciones; como es el caso del Coro de la Esperanza, alguna clase de canto, ensayos de grupos de teatro, reuniones de Asociaciones, etc. También se han llevado a cabo diversas actividades culturales que, por su carácter, son susceptibles de ser representadas en este lugar de culto; como los conciertos de Navidad, Año Nuevo, Música Sacra – en Semana Santa -, recitales poéticos, muestra de villancicos y Autos Sacramentales. Además, como todos sabemos, las puertas están abiertas a sus fieles y otras personas necesitadas.
Don Manuel ha demostrado gran sensibilidad, respeto y fomento por las tradiciones populares, creando otras que no rompen con lo que sería la tradición antigua. Así, junto a Mari Pérez -profesora en el Colegio Divina Pastora, y compañera, tanto en la coral como de rondalla-, a principios de los años 80, crea una danza en honor de la Virgen de la Estrella, patrona de la localidad, de la que Don Manuel compuso la música y escribió la letra, y Mari Pérez puso en escena la coreografía del baile, denominada El baile de los segadores.
Esta danza, como todos sabemos, pretende recrear con su baile labores propias del campo. Los danzantes van ataviados con el traje típico de los segadores – que también rescató del olvido, siendo facilitado por una vecina de la localidad, implantándolo de nuevo -, enlazando así con lo que sería la tradición de la aparición de la Virgen a unos segadores siglos atrás…, según nos relata en su libro D. José Mª de la Vega: Memoria de Villa del Río. En esta línea resalta también el papel que tuvo el párroco D. Antonio Mejías, que tenía una máxima: Preservemos e implantemos.
La idea de crear un baile al estilo de los seises de Sevilla, para representar ante la Virgen, le vino a raíz de que nuestro querido paisano D. Alfonso Romero Cerezo, conocido como Alfonsito – dinamizador incansable que tanto hizo por la cultura de la localidad-, que hablaba con Don Manuel a menudo de la existencia de un fandango muy antiguo de Villa del Río que siempre despertó su interés pero que, desgraciadamente, jamás le llegó a dar.
En el año 2008 en Sesión Plenaria de 27 de noviembre, por unanimidad, se acordó que el homenaje del día de la Constitución Española, día 6 de diciembre, recayera en la persona de D. Manuel Tirado Fernández, párroco de la Iglesia de la Inmaculada Concepción y amigo de nuestro pueblo, por su colaboración prestada en Pro de la Cultura de Villa del Río desde su llegada y a lo largo de todas las corporaciones.
Su interés por la cultura y la historia le hace ser sumamente sensible a la hora de facilitar, dentro de lo posible, la investigación en los Archivos Parroquiales de la Iglesia de Villa del Río. Así se pudo llevar a cabo las transcripciones que D. Francisco Pinilla Castro realizó, con paciencia benedictina, sobre los libros de bautizos, matrimonios y defunciones, recientemente publicado; siendo una herramienta de primer orden para conocer datos sobre la población de Villa del Río desde el siglo XVI ya que, estudiando los listados, podemos obtener una información muy suculenta para posibles trabajos poblacionales de estadística, genealógicos…
Dentro de sus proyectos está llevar a cabo el escaneo de los libros del Archivo Parroquial para preservarlos y facilitar su consulta. Esta iniciativa, que se va a realizar desde el Obispado, esperemos que pronto sea una realidad; ya que la importancia de estos fondos es crucial para la historia de la localidad. En la actualidad, por parte de D. Manuel, se están informatizando los libros de los años 1970 a 2015, estando pendiente 2016 y 2017. Como ejemplo de lo anterior debemos indicar que, gracias a los documentos de la Parroquia o, en su defecto, del obispado, que cuenta con libros informatizados desde 1918 a día de hoy, un joven D. Manuel pudo, a través de estos índices, dar forma oficial a los documentos necesarios, en muchos casos, para poder cobrar una pensión de viudedad o para otros documentos solicitados, cuando faltaba esta documentación en el registro civil; contando con la ayuda inestimable de su amigo D. Luis de la Barrera, que trabajaba en el Instituto de la Seguridad Social.
También suedía que, en los primeros años de su llegada a nuestra localidad, los listados de Quintos se hacían con el listado de los bautizados de los registros parroquiales o mediante inscripciones fuera de plazo para reconstruir la partida de nacimiento cuando está desaparecida, utilizando testigos directos como podían ser los padres y hermanos.
Ha contribuido como párroco y como historiador con múltiples artículos en las Revistas de Feria, y en la publicada en Honor de la Virgen de la Estrella, las dos anuales; poniendo su granito de arena en pro de la cultura, deleitándonos con sus Historias de septiembre para noviembre, realizando diversos enfoques de un mismo tema: Una saga de capítulos que se encadenan desde el año 1998 a 2017.
También contribuyó al himno de Villa del Río Club de Fútbol de 2016. D. Jesús Aguilar tenía la letra, y le propusieron a D. Manuel hacer el esquema musical. Después de muchos borradores y días de trabajo fue surgiendo la música, y después el estribillo. Ya sólo faltaba la instrumentación, que se le encargó a D. Luis Bedmar. D. Melchor Pescuezo realizó, en los estudios de Paco González, de hacer la adaptación de voz y el fondo musical mecánico; siendo interpretado, en primicia, por la Banda de Música Puente Romano de Villa del Río, en el acto de entrega de los nombramientos y distinciones del Día de Andalucía, este mismo acto en el año anterior.
Con la llegada de la nueva corporación, en el Programa de Cultura, el Concejal D. Francisco Javier Luna Mantas, incluía la convocatoria del I Certamen Nacional de Teatro Aficionado Manuel Tirado Ciudad de Villa del Río. En el año 2016 se presentan las bases de la convocatoria que se celebrará anualmente. Participan grupos de teatro de carácter no profesional, a nivel nacional. El certamen toma su nombre, homenajeando así a D. Manuel ya que, como todos sabemos, ha sido uno de los principales potenciadores del teatro en Villa del Río a través del Grupo de Teatro La Parroquia, germen y escuela para la cantera de intérpretes locales que han surgido gracias a D. Manuel que, durante casi 40 años, (gran parte de ellos en nuestra localidad), ha hecho teatro ininterrumpidamente, deleitándonos con sus puestas en escena. Ya es el tercer año del certamen.
En conclusión, podríamos definir a Don Manuel como un hombre de profunda fe religiosa, sencillo, transparente, trabajador incansable, con una sólida cultura y, sobre todo, gran humanista y en continua formación, amante de la cultura y concienciado con la infancia, la juventud y los mayores, tímido en un primer contacto; aunque con carácter, cuando tiene que hacer uso de ello.
Cooperador incansable de todas y cada una de las corporaciones que, a raíz de la entrada de la Democracia en España, han gobernado nuestra localidad. Por todo ello, el Pleno del Ayuntamiento, máximo órgano de representación Municipal, acuerda concederle el nombramiento de Hijo Adoptivo de Villa del Río. Enhorabuena y Muchas Gracias a todos.