Durante el proceso de recopilación documental sobre la actividad artística de Ramos hemos conseguido aunar una buena cantidad de documentación tanto hemerográfica – artículos y noticias en prensa con motivo de sus exposiciones en medios locales, comarcales y provinciales – como fotográfica y personal – fotografías y objetos personales: material de trabajo, libros, cuadernillos con bocetos propios y ajenos, recuerdos de viajes, textos manuscritos, su colección de arte, etc.; además de numerosos catálogos de muestras que tanto individuales como colectivas evidencian una considerable actividad expositiva que abarca parte de la geografía nacional desde principios de la década de 1980 – Andalucía y Madrid – hasta bien entrados los 2000, en que se atisba movimiento relacionado fundamentalmente con su pueblo natal.
Contamos, además, con varios textos de críticos de arte e intelectuales, y con una prolífica obra artística, así como continuas referencias a su persona por parte de muchos de los nombres que comparten con él protagonismo en este estudio. Sin embargo, es muy probable que no exista informante más adecuado para aportarnos datos de la persona, vida y obra de Ramos que su sobrino D. Juan Antonio Rojas Domínguez, (nacido en 1970), con quien el pintor ha compartido hogar y aficiones, conversaciones y complicidades, así como intereses culturales. Incluso tendrían en común el hecho de haber desarrollado parte de su formación en la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba con él. Además, tendrían en común su compromiso con organizaciones religiosas locales, ocupando también diversos cargos de responsabilidad dentro de ellas durante varias décadas. Ambos admirarían profundamente al pintor D. Pedro Bueno Villarejo, al que D. Juan Antonio ha considerado poco menos que un genio que aportaría valiosas novedades al retrato académico del siglo XX en España. Aparte del extenso testimonio que nos aporta, nos facilita la práctica totalidad de la documentación expuesta anteriormente, la mayor parte de la cual cede ya ordenada y digitalizada, atendiendo también a nuestras repetidas consultas con una disponibilidad absoluta. Nos ha invitado, además, a la casa natal de Ramos, que también es la suya, un auténtico museo que alberga gran cantidad de cuadros de pintores locales y amigos, pero sobre todo del ya citado D. Pedro Bueno, que fuera amigo íntimo también de la familia y de quien dice disponer de material personal y bibliográfico por triplicado – que amablemente nos ha cedido para reproducir y dejar depositado también en Archivo Municipal -, ya que ha estado llegando a la familia por diferentes vías.
El propio D. Juan Antonio creció, por tanto, rodeado de arte, presenciando tertulias y charlas en compañía de personalidades de diversos círculos culturales, incluso recuerda haber mostrado sus dibujos siendo un niño a D. Pedro Bueno, haber compartido su pasión por el belenismo e incluso haber posado para él con motivo de algún retrato.
Éste lo recuerda como independiente y sarcástico, pero de la misma forma, siempre cercano y pendiente de los suyos. En las fotografías personales que nos facilita se observa una especial relación con los miembros más pequeños de la familia, también con sus amigos y amigas durante sus encuentros en el campo, en los tradicionales peroles y las celebraciones en su finca.
D. Juan Antonio ha dedicado muchas horas a atendernos con toda amabilidad y ha contribuido a facilitarnos el trabajo en cualquiera de sus aspectos. Por todo ello, transmitimos nuestro más profundo agradecimiento.
Entre los documentos recuperados hemos podido localizar algunos que evidencian un trato de confianza con la mayoría de los miembros del Grupo Cántico. Entre ellos, algunas críticas para catálogos propios o varias dedicatorias manuscritas en los libros de los que éstos fueron autores, como en el caso de D. Julio Aumente Martínez – Rücker, (1921 – 2006), D. Juan Bernier Luque, (1911 – 1989), D. Miguel del Moral, (1917 – 1998), D. Pablo García Baena, (1921 – 2018), o D. Mario López López, (1918 – 2003).
Hemos localizado, además, algunas fotografías de grupo, especialmente la que se hiciera con motivo de una visita a Villa del Río en 1978 donde aparecen otros amigos y también su maestro. Hoy, esta relación entre D. Pedro Bueno, D. Juan de Dios Domínguez Ramos y los miembros del Grupo Cántico se deja sentir en Villa del Río de manera especial a través de D. Ginés Liébana, (1921); del que, gracias fundamentalmente a la mediación de D. Antonio Lara Quero, que fuera también amigo de D. Pedro Bueno, contamos hoy con un importante legado de obras en los fondos del Museo Histórico Municipal y numerosas colaboraciones en eventos artísticos y culturales, destacando la exposición que tuvo lugar en 2011 – Dalí, Liébana y el Surrealismo -, en la que se da la oportunidad de exponer a otros jóvenes artistas villarrenses junto a retratos del gran D. Salvador Dalí, (Salvador Felipe Jacinto Dalí i Domènech, marqués de Dalí de Púbol, 1904 – 1989), y D. Ginés Liébana.
En esta muestra se encontraban las obras del poeta e ilustrador villarrense D. Jesús F. Leirós León, (nacido en 1987), amigo también de D. Juan de Dios Domínguez Ramos, quien ha accedido a explicarnos a través de una entrevista algunos aspectos clave relacionados con las inquietudes artísticas de nuestro pintor. A pesar de su juventud, Leirós ya es autor de La vida en beso, (textos de amor), (2010) y Dramabundo, (2012); y se encuentra trabajando en su tercer libro. Ha trabajado y convivido con D. Ginés Liébana, que se convertiría en su mentor y de quien recibiría importantes influencias artísticas y creativas que supusieron para él … una auténtica revolución, una inyección de pasión por la vida. Además, ha forjado gran amistad con el que fuera Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1984, D. Pablo García Baena, a quien admira y quien se ha encargado de prologar su último trabajo.
La estrecha amistad entre D. Juan de Dios Domínguez Ramos y D. Jesús F. Leirós León tendrá lugar ya, como decimos, en la última etapa de su vida, aportándonos un testimonio valioso para entender mejor las señales identitarias que lo unen a este grupo de intelectuales, caracterizado por una enérgica e inusitada alegría de vivir en los tiempos de posguerra en la que crearon una suerte de burbuja cultural propia de la que eran muy recelosos. La religiosidad cristiana, la cultura clásica y los clásicos, una rebeldía adherida a la vanguardia desde una tradicionalidad muy arraigada y genuina, el amor por la naturaleza, la erudición y un gamberrismo particular con las palabras y la iconografía serían tónica común en su producción literaria y pictórica.
D. Jesús F. Leirós León se ha interesado también, y particularmente, por las mujeres que integraban el círculo, resaltando la labor de Dª. Rocío Monagas, Dª. Concha Lagos, (Concepción Gutiérrez Torrero, 1907 – 2007), Dª. Josefina Liébana Velasco, (1914 – 2009), o la inspiración compartida en todos ellos que suponía la figura de la gran Dª. Marlene Dietrich, (1901 – 1992), de lo que ha hecho objeto de estudio en más de una ocasión. Todo esto sería también tema de reflexión compartida con – quien reconoce haber conocido tarde, aunque profundamente – su amigo D. Juan de Dios.
D. Juan de Dios Domínguez Ramos nace el 3 de octubre de 1942. Sus padres, Dª Manuela Ramos Cuenca y D. Nicanor Domínguez, habían contraído matrimonio con edades tardías, teniendo que esperar para ello a que finalizara la Guerra Civil española, (17 de julio de 1936 – 1 de abril de 1939), siendo él el mayor de dos hijos. Juan de Dios vivirá con sus padres, con una hermana de su madre, Dª. Beatriz Ramos Cuenca, y con su hermana, Dª. María del Carmen, hasta que ésta contrae matrimonio y se traslada a la casa colindante. La casa donde crecerá D. Juan de Dios no es un inmueble cualquiera. Se trata de una de las casas solariegas más antiguas de la localidad, y que recibirá su madre en herencia de D. Mariano Porras, a quien estuvo sirviendo desde su niñez. Según las publicaciones de D. José Luis López y Lope de Rego en Revista de Feria de Villa del Río de 1994, habría pertenecido con anterioridad al Padre Don Luis Pérez Ponce, vicario de la villa entre 1695 y 1712. El que fuera nombrado comisario de la Inquisición llevaría a cabo – según Lope de Rego – además de labores de caridad y alfabetización, la fundación de la Capilla de Padre Jesús Nazareno y el colegio de niñas, hospital y hospicio, situada en la confluencia de la calle Alta con la de San Roque, que en la actualidad alberga el colegio de franciscanas Divina Pastora.
Esta casa adquirirá con el tiempo nuevas funciones como la de Casino de Caballeros, en el que precisamente el propio D. Blas Moyano Rosauro estuviera trabajando como botones cuando apenas era un niño – según publicación de D. Francisco Laguna Menor en Revista de Feria de 1992-, y también como sede del bando republicano durante la Guerra Civil.
D. Juan de Dios cursará su primera enseñanza precisamente en el Colegio Divina Pastora y posteriormente en los Grupos Escolares Poeta Molleja. Aunque tuviera habilidad e inquietudes artísticas desde pequeño no resultó ser muy buen estudiante, por lo que tendrá pronto su primera experiencia laboral que sería en un taller mecánico ubicado en la zona conocida como el Puente Minguillo. El padre de D. Juan de Dios fallece en 1959, siendo él, por tanto, muy joven cuando queda a cargo de una finca a las afueras de Villa del Río – lindando con la conocida Anguijuela – que supondrá su propio sustento, haciéndose cargo primero él mismo de las labores del campo para arrendarla después.
En 1968 se encontraría ya realizando el servicio militar en Melilla, época de juventud en la que fuera muy activo también en los círculos deportivos, culturales y religiosos del pueblo.
También en ámbito político será Ramos una persona comprometida, llegando a ocupar el cargo de alcalde durante los momentos cruciales de la Transición española, (1975 – 1982). Se conservan sobre estos aspectos numerosas fotografías que con esmero se ha encargado de ordenar y disponer en un álbum de recuerdos su sobrino D. Juan Antonio Rojas Domínguez. En ellas aparece participando en la elaboración de las carrozas para la festividad de San Isidro Labrador, contribuyendo con los preparativos y celebración de la Semana Santa y, sobre todo, en los cultos patronales.
Algún tiempo después, ya entrada la década de los 70 se le encontrará batallando junto a otro grupo de villarrenses y personas amigas por la conservación de algunos de los elementos patrimoniales más significativos de la localidad que se encontraban por entonces en estado ruinoso, formando parte también, según testimonio del paisano D. Juan Calleja Relaño, (1948); de la asociación Centro Social y Cultural Al – Andalus. De algunas de esas visitas de inspección del grupo, conservamos numerosas fotografías donde podemos ver el estado ruinoso en el que se encontraban, por ejemplo, la Ermita de la Virgen de la Estrella, el Castillo Medieval o el Humilladero.
Es también de especial interés la instantánea que en 1978 realiza Dª. Angelina, esposa del fotógrafo D. José Jiménez; donde aparecen, además del fotógrafo y D. Juan de Dios Domínguez Ramos, el pintor D. Pedro Bueno Villarejo junto a D. Pablo García Baena y D. Mario López López con motivo de una de sus visitas. Todos ellos dejaron su rúbrica en la fotografía, y aunque D. Miguel del Moral no aparece físicamente, también se hizo notar mediante su firma. La amistad entre Ramos y del Moral debió ser estrecha – algo que nos confirma D. Jesús F. Leirós León – ya que hemos dado con algunas fotografías de ambos en casa de del Moral; así como la presencia de varias de sus obras entre su colección artística personal, entre ellos un retrato femenino a sanguina, un plato cerámico con la representación de un arlequín o un botijo decorado con rostros de mujer.
Al abordar la trayectoria artística de D. Juan de Dios Domínguez Ramos no podemos obviar la clara influencia del trabajo de D. Pedro Bueno a lo largo de casi toda su producción. La relación entre ambos pintores no se ha limitado a ser solamente la de discípulo – maestro, en la que se haya producido un mero trasvase de conocimiento y habilidades técnicas; sino que forjaron una fuerte e íntima amistad hasta el punto de verse condicionados también sus pasos vitales. Podría decirse, por tanto, que la presencia del maestro en la vida del Ramos determinó un antes y un después en su devenir artístico y vital.
Aunque en el pintor se despertara una importante vocación por el arte y la pintura desde pequeño – algo que él mismo confesaría en algunas entrevistas publicadas en la prensa de la época – su formación no comienza tempranamente. Sus primeros pasos coinciden precisamente con los primeros contactos que mantendrá con su maestro – que, según el currículo localizado en el Archivo Municipal, (aunque no consta que lo hiciera él), abarcaría desde 1978 hasta 1982, (aunque la primera fotografía que localizamos junto al maestro data de 1976) -, y también con sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios Mateo Inurria de Córdoba. Tiempo después, se matriculará en la Escuela de Arte de Marqués de Riera, y también la de las calles Marqués de Cuba y Palma de Madrid, donde al parecer estudiará bajo la tutorización de D. Pedro Bueno – según podemos leer en una entrevista que le realiza D. Rafael Muñoz Moreno con motivo de una de sus exposiciones en la Sala Richelieu-. Conservamos el documento que acredita que, con 36 años, ya en 1982, se encontraría matriculado en dibujo artístico y tendría fijada su residencia en la calle Lagasca nº 18 de la capital.
Con todo, la relación con su maestro no se mantendrá hasta el final de sus vidas, sino hasta 1984 – según asegura su sobrino, D. Juan Antonio Rojas Domínguez -, aun así, consta que nuestro pintor colaboró con lo que estuvo en su mano con la organización del funeral del maestro en 1993 y en la organización de la exposición homenaje en el centenario de su nacimiento en 2010. A pesar de haberse cortado el estrecho vínculo entre ambos, D. Juan de Dios Domínguez Ramos continuará en Madrid con su formación en dibujo y pintura; recibiendo, al parecer, incluso clases de D. Blas Moyano Rosauro entre 1984 y 1988-, según figura en el catálogo consultado con motivo de su participación en distintas ediciones de las bienales de arte locales, trabando con él buenas relaciones de amistad y participando después en varias exposiciones colectivas e individuales.
Asistirá, asimismo, a cursos de modelado y escultura en la Escuela de San Bernardo en Madrid, así como en cursos de retrato al natural en la academia de la calle Arenal y en el Círculo de Bellas Artes.
Su primera exposición individual tiene lugar en la Sala Boabdil del Hotel Meliá en Granada. En el catálogo figuran dos textos, uno firmado por D. Carlos Clémentson, en el que pone de manifiesto que … D. Juan de Dios ha llevado al lienzo con sabroso color, con fidelidad de luces y volúmenes, el pictórico trasunto de los dones, los frutos y las flores de estas tierras regadas por el Guadalquivir…
A su lado, otro texto firmado por D. Juan Bernier Luque – en 1982 – que concluye de esta manera: Arte dotado de encanto, donde el color y la forma se condensan en lo insignificante haciéndole traspirar belleza, como las piedras preciosas desde sus más mínimos resplandores.
Este mismo texto de D. Juan Bernier Luque aparece en su exposición individual en la Sala Municipal de Exposiciones de Marbella, (Málaga), de 1986 y, junto a éste, unas palabras de su paisano D. José Luis Mañas Rincón, entre las que manifiesta … la vida latente eclosiona y se hace activa ante el trazo seguro y la firmeza creativa de este pintor.
Tiempo después, con motivo de otra de sus muestras ya en Córdoba a mediados de la década de 1990, podemos leer otro de los escritos dedicados a su obra, esta vez de D. Pablo García Baena, donde dice compartir con D. Juan Bernier Luque, entre otras cosas, la contención, armonía y sencillez observada en su pintura.
En 1991 habría ya fijado su residencia en el barrio cordobés de San Basilio, recuperando la gestión de su finca en el pueblo y viviendo a caballo entre Córdoba y Villa del Río. Durante esta etapa, aparte de exponer y vender sus cuadros, se dedicaría a la restauración de muebles; teniendo la oportunidad, además, de retomar el contacto con el círculo de Cántico y de la Hermandad cordobesa de Ánimas. Rodearse de aquellos que estuvieran respaldados intelectualmente por personalidades de la talla de D. Luis Cernuda Bidou o Bidón, (1902 – 1963), o D. Vicente Pío Marcelino Cirilo Aleixandre y Merlo, (1898 – 1984), no debió ser algo nimio para nuestro pintor.
D. Jesús F. Leirós León se sirve del poema Viernes Santo para analizar algunas de sus señas identitarias. El poema está dedicado a la Virgen de los Dolores y en él, a través de un juego de conceptos, se deja entrever una mezcla de homoerotismo y sacramentalidad. Serán también éstas las líneas estéticas que salvan a un grupo entusiasmado por la vida de la tristeza de posguerra, el natural desvío de la norma, la necesaria reivindicación de la modernidad y de la belleza y la unión al paisaje, a la tierra y a lo terrenal; aunque conservando celosamente determinadas tradiciones, incluso en las formas representadas.
Entre sus muestras realizadas, tanto colectivas como individuales figuran, por tanto, las siguientes:
● Exposición colectiva de pintores villarrenses, Villa del Río, 1981.
● I Muestra de Arte y Pintura cordobesa, Villa del Río, 1982.
● Exposición individual Sala Boabdil del Hotel Meliá de Granada, 1982.
● Exposición Colectiva de retratos en la Plaza Mayor de Madrid.
● Exposición Colectiva en la Galería de Arte Balboa de Madrid.
● Exposición en El Retiro de Madrid.
● Exposición Colectiva en Galería Orfila de Madrid.
● Exposición individual Sala de Exposiciones Municipal de Marbella, 1986.
● Exposición individual Galería Richelieu de Madrid, 1988.
● Exposición Colectiva en Salones Complejo Plumas Expo – Río 90, 1990.
● Exposición Colectiva en Sala de Exposiciones Casa de la Cultura, Villa del Río, 1992.
● Exposición individual en Galería Studio52 – Juan Bernier, en Córdoba, 1995.
● Exposición Colectiva en la Sala Juan Bernier, de Córdoba.
● III – VI Muestra Bienal de Arte de Villa del Río, 2007 y 2013.
Entre los premios recibidos destaca las Menciones de Honor del I Certamen de Pintura Pedro Bueno en Villa del Río y las recibidas durante su periodo de formación con Torso y en Madrid con Mujer pidiendo, ambas de 1982.
Es de interés también que, a pesar de la innegable influencia del maestro y su círculo que presenta la obra de D. Juan de Dios Domínguez Ramos, confiese en una entrevista – realizada por D. Rafael Muñoz Moreno y publicada en Diario Córdoba, (con probabilidad a final de la década de 1980) – que …Mis verdaderos maestros están en el Prado: Velázquez, Goya, El Greco, Zurbarán, entre otros, que para mí es la grandeza de la pintura española.
Efectivamente, entre sus libros más preciados – y a veces subrayados y con otras evidencias de uso encontramos uno de los catálogos publicados con motivo de alguna de las grandes exposiciones monográficas que Museo Nacional del Prado ha dedicado a D. Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, (1599 – 1660), o el número de una revista dedicada a la figura de D. Joaquín Sorolla y Bastida, (1863 – 1923).
Sus inclinaciones y preferencias estéticas estarían también, con total seguridad, en el ámbito la imaginería española, vistas las numerosas postales fruto de sus viajes. Muchas de ellas adquiridas fundamentalmente en distintos museos – Museo del Prado y Museo Picasso en Madrid, y más recientes las del Museo Zabaleta en Quesada, (Jaén), etc.- destacando las del Museo Nacional de Escultura durante su visita a Valladolid y a varias provincias españolas junto a su maestro, quizás en 1979 o 1980.
En el plano personal, parecía haber compartido estas inquietudes con el escultor D. Sebastián Montes Carpio, quien nos confirma que les unía una gran amistad y que frecuentaba su taller en la capital cordobesa. Otro dato interesante a este respecto lo vemos en la crítica que Dª. Amparo Molina publica en prensa con motivo de su muestra en Galería Juan Bernier de Córdoba en 1995, en la que nos dice que …Admirador de Cézanne, prefiere retratar las naturalezas muertas, con todas sus imperfecciones, y resaltándolas, concederles un status de composición cromática y formal…
Entre sus objetos más personales contamos también con una monografía de D. Leonardo Da Vinci, (1452 – 1519), y algunas novelas.
D. Juan Antonio Rojas Domínguez destaca su gusto por la literatura histórica y la música clásica.
Como apuntábamos al principio, hemos podido acceder incluso a algunos de sus cuadernillos de dibujo donde abocetaba algunos grabados de D. Francisco José de Goya y Lucientes, (1746 – 1828), retratos, desnudos femeninos, incluso en la que parece corresponder con un retrato de Virgen morena.
Según su sobrino, había heredado el hábito de su maestro de tener siempre a su alcance un pequeño bloc de notas en el que dibujaba a menudo, incluso mientras hablaba con alguien. De 2006 a 2008 realiza numerosos viajes a Marruecos, Túnez y Egipto de lo que conservamos fotografías personales junto a los principales monumentos y prestando especial atención a las puestas de sol.
Su obra, de la que parece concluirse a simple vista que no gustaba experimentar y que siempre estuvo realizada en óleo sobre lienzo o tabla – aunque, en algunas de sus exposiciones, se mostraba algún trabajo con cera -, abarcará diversos géneros, fundamentalmente bodegones, desnudos, retratos y paisajes. Entre estos últimos, destacamos de manera especial Vista del jardín de Pedro Bueno, obra que D. Juan de Dios Domínguez Ramos decide tener muy cerca en su casa familiar en el momento de su triste fallecimiento en Villa del Río en el mes de octubre de 2015.
Aunque en su finca tendría una habitación destinada al trabajo pictórico, gran parte de su actividad la realizaría en casa de su maestro, quien acabaría regalándole uno de sus grandes caballetes, entre otros objetos, y siendo retratado por él en múltiples ocasiones sobre todo en actitudes cotidianas; poniendo ello de manifiesto la intensidad del tiempo compartido con su discípulo, que no pocas veces hará las veces de vínculo entre el maestro y el resto de artistas que deseaban conocerlo.