La Protohistoria se halla bien representada en la comarca de Villa del Río debido a la presencia de materiales adscribibles al Bronce Final y a la época ibérica. No se conocen las características de los asentamientos debido a que las investigaciones realizadas se hallan aún en su fase inicial. Hay que destacar la aparición de cerámicas griegas, que testimonian la pujanza económica de la zona e indican que no permaneció ajena a los intercambios comerciales del mundo turdetano con las costas mediterráneas.

Con anterioridad a estos trabajos se conocían cerámicas ibéricas, pintadas con la típica decoración geométrica, halladas en Las Moraillas y en las cercanías del propio casco urbano. Dada su ubicación topográfica es posible que nos hallemos ante un tipo de asentamiento ibérico, observando en la zona de la Campiña Baja, caracterizado por su dedicación agrícola, su localización en llano y la ausencia de fortificaciones.

Sin embargo, la asociación de los materiales ibéricos con cerámicas romanas, de cronología tardía en algún caso, podría indicar que se trata de núcleos ibero-romanos que tienen su razón de ser en la ocupación de carácter rural. Por supuesto, la presencia de cerámicas romanas puede también deberse a la romanización de esos asentamientos.

De época romana se conocen numerosos asentamientos de tipo rural, entre los que destaca el existente en el Cortijo del Cañaveral, posiblemente una villa de cierta importancia, según lo indican los hallazgos de superficie (placas de mármol de revestimiento mural), con un establecimiento termal anexo. Mencionaremos también la detectada en el Cortijo de la Veguilla, villa que estaba complementada con una factoría para la fabricación de tejas.

La mayoría de estos enclaves perduraron hasta época tardo romana, lo que testimonia la pujanza económica de la zona, determinada por la cercanía al Guadalquivir y a la llamada Vía Augusta, los dos principales ejes de comunicación de la Andalucía romana, y por la capacidad agrícola de los terrenos de vega.

 
Sin duda, el testimonio arqueológico más monumental de la zona los constituyen el puente (1) sobre el arroyo Salado de Porcuna, con un arco principal de nueve metros de luz y otros tres menores completados por dos aliviaderos. El aparejo original era de sillares almohadillados, muy enmascarados por las numerosas reparaciones derivadas del hecho de que le puente ha estado en uso hasta no hace mucho tiempo. Habitualmente se viene considerando como obra romana, fechada a finales del al Republica o en época de Augusto, pero recientes investigaciones han planteado una serie de dudas sobre su cronología exacta, incluso sobre su adscripción cultural.

D.V./D.R./J.C./J.M.

(Nota:) Actualmente se encuentra en proceso de restauración debido a las fuertes lluvias que han causado un gran deterioro en el monumento.