Si hiciéramos hoy un recorrido por las calles, plazas, viviendas particulares, museos, iglesias y resto de edificios y lugares de Villa del Río, podríamos concluir que los azulejos, figuras cerámicas y óleos de D. Miguel Pérez Moreno se llevarían la palma en cuanto preferencias que han tenido los y las villarrenses para decorar y engalanar cada rincón del pueblo desde mediados de la década de 1980 hasta la actualidad. D. Miguel se considera artesano, también pintor, y atendiendo a lo que tantas veces le reconocen en su entorno: artista, pero, sobre todo, se siente una persona muy creativa, con una vocación artística más que obvia y especialmente polivalente. Fiel a su gusto, su estilo y sus maneras, lleva viviendo de sus creaciones desde que decidiera dedicarse a ello en cuerpo y alma, cuando regresa a su pueblo después de haber pasado más de dos décadas en Barcelona.
Sobre su actividad expositiva tenemos las primeras noticias precisamente en 1986, cuando D. Rafael Muñoz Moreno publica en el periódico Nuevo Diario de Córdoba con motivo de su primera exposición de óleos. Diría de él que …va hacia lo amable, bello y poético del paisaje que invita a pensar y soñar en los entornos sugestivos, en lo que encuentra asideros para sus ideas y pensamientos, buscador de luces que no hieren… D. Rafael Muñoz Moreno también dará cobertura en 1989 a los cursos de cerámica que había empezado a impartir el año anterior y que continuaría en lo sucesivo en algunos pueblos de la comarca: Villa del Río, Villafranca de Córdoba, Bujalance y Montoro; a su exposición de cerámica moderna que tendría lugar en 1991, y a la muestra de réplicas en miniatura de pasos de Semana Santa de Villa del Río que tendría lugar en 1995. En este caso, añadiendo que son magníficas maquetas de estilo naïf… que ha estudiado con total minuciosidad, elaborando además varios textos para publicaciones locales en los que aportará también numerosos datos biográficos. Sobre las obras que muestra su autor en la exposición de óleos que organiza ya en 1998, D. Rafael Muñoz Moreno añadirá que se puede vislumbrar …una realidad utópica pero sobre todo un realismo que nos llega literal, poético y manipulado por el pintor sin alterar su esencia. Será la misma ocasión en que el historiador D. José Manuel Cuenca Toribio, (nacido en 1939), la describa como bocanada de optimismo y el gozo de la autenticidad a través del arte en una sociedad tan cosificada y artificial como la nuestra, D. Antonio Balbino Tendero Martos dirá de él que …hace de cada una de sus obras un poema que cobra cuerpo en la materia que modela y el crítico de arte D. Vicente Núñez Casado, (1926 – 2002), la describe – como el propio artista confiesa sentirlas invadidas de un ingenuismo lírico… enraizado en el discurso de su pueblerinidad. D. Francisco Laguna Menor, por su parte, además de ser su amigo, escribirá sobre él no solo con motivo de la última exposición citada, sino también para felicitarlo públicamente por sus murales, en concreto el de la patrona coronada en Revista de Feria de 1995, y también por proyectos sucesivos, incluyendo varias páginas dedicadas a su persona en la Revista de San Isidro Labrador de Villa del Río del año 2002 o en los catálogos y libros que generan las numerosas exposiciones dedicadas a la figura del torero Manolete organizadas por el propio Museo que él mismo dirige. Destacamos, además, las reflexiones que D. Francisco Javier Luna Mantas, D. Jesús Morales Molina y D. Enrique Sánchez Collado le dedican, en 2013, con motivo de su exposición de miniaturas La Pasión del último ceramista y con el texto que elabora Dª. María de los Ángeles Clémentson con motivo de su nombramiento como Hijo Predilecto de Villa del Río en 2017, donde recoge una buena síntesis de su biografía.
La mayoría de estos y otros documentos – a saber: fotografías personales, fotografías analógicas de gran cantidad de sus obras, objetos personales, textos manuscritos y catálogos – los aporta él mismo, pero no de cualquier manera, sino cuidadosamente sistematizados y dispuestos en varios álbumes, con el lógico mimo y respeto de quien tiene entre manos toda una vida de experiencia. Por habernos permitido acceder a sus más íntimos recuerdos y por el tiempo que con tanta amabilidad ha dedicado a nuestras numerosas cuestiones no podemos más que sentirnos agradecidos.
D. Miguel Pérez Moreno nace un 30 de noviembre de 1947 en la calle de la Estrella número 37. Hijo de Miguel y Ana, y hermano menor de D. Manuel, D. Pedro y Dª. Mariana Pérez Moreno; crece en el seno de una familia humilde. Recuerda que ya con cuatro o cinco años sentía necesidad de construir, de inventar, y se fabricaba sus juguetes con materiales de carpintería, realizaba réplicas de instrumentos de artesano y carritos de madera. La primera escuela a la que asistió D. Miguel se localizaba al final de la calle de la Estrella, enfrente de la actual Casa de la Juventud, y recuerda con cierta gracia que era conocida popularmente como la escuela de los cagones.
Luego pasará a estudiar a los Grupos Escolares del Poeta Molleja con el maestro D. Juan, D. Clemente y D. Bartolomé Casadilla. En esos años existía la costumbre de encargar al alumno más aventajado de la clase de dibujo que realizara en la pizarra un diseño que sirviera de referente para el resto.
Recuerda que D. Rafael Muñoz Moreno avisaba a D. Bartolomé Casadilla cuando faltaba el alumno que solía encargarse de esas tareas para que Miguel lo sustituyera, aunque fuera más pequeño que el resto, contando con ocho o nueve años en esos momentos. Fueron muchas las ocasiones en las que se distraía pintando en clase y, a pesar de que siempre lo descubrían y muchas le rompían los dibujos, no había manera de que Miguel abandonara su pasión.
Define el artista este sentimiento como una total obsesión por crear y dibujar, y también de intentar copiar los dibujos de los tebeos que caían en sus manos. Le apasionaban las colecciones de El Capitán Trueno, El Jabato, El cachorro, El Guerrero del antifaz, El Espadachín enmascarado, El Hombre de Piedra, El Capitán Coraje … de las que todavía conserva algunas reediciones, habiendo aumentado la colección durante años hasta llegar a reunir más de 2000 ejemplares. Dedicaba siestas enteras con su amigo Chico Luque a copiar los dibujos de esos tebeos, y siempre tenía la sensación de que los suyos eran mejores.
La necesidad de contribuir a la economía familiar hará que su primera experiencia en el mundo laboral sea con 10 años, en la recogida de algodón, aunque el padecimiento de bronquios que hoy le aqueja empezaría desde los 6, lo que le impide continuar en esas duras tareas. D. Miguel recuerda que era también lo que precisamente le imposibilitaba desarrollar una de las actividades que más le gustaban: cantar flamenco, sobre todo en el antiguo cine de la calle Alta y a las vecinas que tomaban el fresco en la puerta de sus casas.
Dª. María de los Ángeles Clémentson recuperaba en uno de sus escritos algunos de los juegos de infancia de aquellos tiempos que recuerda D. Miguel con especial cariño: el trompo en el puente de la calle Estrella, la pítili, las cadenas de latas a modo de tren, los baños en el río, y sobre todo las actividades con motivo de alguna festividad, como el acopio de ramón para la Candelaria o las máscaras de carnaval, y por supuesto, algo que gustará especialmente a D. Miguel, la estética y el ambiente de la Semana Santa villarrense.
En el Colegio Poeta Molleja estudiará hasta los 12 años, para entrar después en la academia de la calle Fuensanta donde permanece hasta los 14. Entonces se verá obligado a marchar a Barcelona junto a dos de sus hermanos – reuniéndose con ellos el resto de la familia años después -. Allí empezará a trabajar de noche en una panadería, después en un taller mecánico, posteriormente en una fábrica de botones – donde sufrió un accidente y pierde el dedo corazón de la mano derecha – y, a los 18 años en una empresa de montaje de televisores hasta que decide volver a su pueblo natal, en el que no había dejado de pensar nunca.
De 1967 a 1969 realiza el servicio militar en Palma de Mallorca, ciudad que dejaría huella en él y a la que D. Miguel, en su eterna melancolía del pasado, volvería muchos años después.
Con todo, Barcelona era una ciudad que inspiraba. Sus parques, calles y avenidas. Los barrios históricos y los artistas callejeros. El movimiento artístico de La Rambla, la magnífica catedral, sus paseos por la plaza Cataluña, la de Sant Jaume, el Paseo de Gracia, la multitud de salas, galerías y museos que podían visitarse.
Deseaba volver a su pueblo, pero no era ajeno a las maravillas del lugar que habitaba. Durante su estancia en Barcelona buscará por todos los medios poder acceder a la formación en artes en las escuelas públicas, pero no contando con los requisitos concretos que pedían para ello optaría por formarse en academias privadas. Se inscribe primero en el Centro Católico de Sanz para formar parte del grupo de pintores Taca – desaparecido recientemente -, contando en esos momentos con 36 años. Paralelamente realiza un curso de cerámica y esmaltados, siendo estas dos disciplinas fundamentalmente las que marquen en el futuro su vida profesional.
En 1984 decide exponer por primera vez en la Galería Sant Andreu, de manera colectiva, quedando gran parte de las obras de su etapa de aprendizaje en Barcelona – jarrones, figuras, azulejos realizados con distintas técnicas, pinturas al óleo, etc. -.
En 1985 fallece su padre y D. Miguel volverá a Villa del Río para acompañar a Ana, su madre. Desde entonces vivirá en la que ahora es su casa, en la calle San Roque, donde instala su horno, (que trae de Hospitalet); y donde monta, por tanto, su taller. Desde entonces no volvería a trabajar en otra cosa que no fuera crear libre y concienzudamente, lo que ha compaginado con la impartición de clases de cerámica y pintura durante algún tiempo.
En 1986 organiza su primera exposición de óleos, a raíz de lo que recibirá sus primeros encargos por parte del Ayuntamiento de Villa del Río – ocupando la alcaldía en esos momentos D. Bartolomé Delgado Canales, (alcalde desde 1979 hasta 1991), a quien se siente agradecido -, entre otras entidades y particulares.
D. Miguel sería pionero, además, en la organización de exposiciones de obras cerámicas en la localidad, contando con muy buena aceptación y éxito desde el primer momento por parte de sus paisanos y paisanas.
En 1988 comienza a impartir cursos de cerámica patrocinados por el INEM, (Instituto Nacional de Empleo), y el FSE, (Fondo Social Europeo), en varios pueblos del Alto Guadalquivir, hasta 1993. Aún hoy, sigue conservando la amistad de algunos de aquellos alumnos y alumnas que cuando pasan por Villa del Río incluso se paran a hacerle una visita.
Años más tarde, impartirá talleres para niños y jóvenes en el colegio Poeta Molleja y en otros centros villarrenses. Con todo, no cejará en el empeño de seguir formándose para aquello que era, a la vez, su pasión y su trabajo; matriculándose en Córdoba y, por mediación del paisano D. Miguel Carlos Clémentson, en dos cursos monográficos sobre técnicas cerámicas; teniendo como profesora, durante algunas semanas, a la artista ceramista japonesa Dª. Hisae Yanase Sudho, (Imbagun, 1943 – Córdoba, 2019).
En 1991 llevará a cabo su primera y única exposición de cerámica en Villa del Río, con más de 70 piezas que no tuvo problema en vender, suponiendo un auténtico éxito. Entre las obras expuestas destaca un mural de azulejos de la patrona de la localidad que serviría de referente para que, a partir de entonces, no dejaran de encargársele prácticamente en serie.
En 1993 tendrá lugar la instalación del mural de azulejos de Nuestra Señora de la Paz y Esperanza en la plaza de Juan de la Cruz Criado de Villa del Río, mientras prepara las piezas que presentará en su exposición de 1995. Se trataba, esta vez, de algo diferente a todo lo anterior, una buena cantidad de réplicas artesanales de pasos de la Semana Santa de su pueblo en miniatura, que también llegará a exponerse en Pedro Abad y que se mostrarían también en uno de los programas que Canal Sur Televisión dedica al municipio – Tal como Somos -.
Otra de sus obras más importantes será la realizada con motivo de la Coronación Canónica de Nuestra Señora de la Estrella en una de las fachadas laterales del templo parroquial villarrense, que será la que ocupe la portada de la Revista de Feria de ese mismo año. Un año después elabora el mural, también de azulejos, de Nuestro Padre Jesús en la calle Alta, en la fachada de la Capilla de Jesús, así como el que representa el Cristo de la Humildad. Otra de sus obras destacadas será, sin duda, la que realiza para la Casa de las Madres Franciscanas de Madrid, un mural de grandes dimensiones con la imagen de la fundadora Beata María Ana Mogas Fontcuberta, con motivo de su beatificación en Roma.
Su actividad no cesará en un buen tiempo, debido al gran movimiento de encargos que recibe, tanto de pueblos cercanos, como Montoro, Andújar, Bujalance, Pozoblanco, El Carpio, Marmolejo, Arjona o La Carolina; como de otras zonas de España como Matalascañas, (Almonte, Huelva) – donde se encuentra uno de sus murales de más de 8 metros y otro de 12, en Hotel Tierra y Mar -, en Marbella, Alicante, Barcelona, entre otros muchos lugares.
Incluso se encargará de elaborar todos los azulejos circulares de las fachadas del Pabellón Polideportivo Municipal de Villa del Río, y también realizará ocho imponentes azulejos con la figura del torero Manolete, (encargados, con motivo del 50 aniversario de su nacimiento, en 1997), para la gran colección particular homónima propiedad de D. Francisco Laguna Menor.
En 2001 elabora los azulejos de Nuestra Señora de la Estrella para el cementerio municipal y será precursor, junto a otros pintores, de la I Muestra Bienal de Arte de Villa del Río en 2003, que
ha cumplido ya su octava edición y en la que continúa colaborando; así como formando parte del jurado en los certámenes de dibujo y pintura en los que se requiere su criterio.
Destaca, asimismo, su participación en 2008 en una exposición con motivo de la inauguración de la Peña Flamenca Fosforito donde recibe un reconocimiento.
Otras de sus piezas importantes la realizada en 2009, un mural que se instala en la fachada frontal de la parroquia de la Inmaculada Concepción de Villa del Río para conmemorar, precisamente, el centenario de su construcción.
Mientras tanto, elaborará numerosos bajorrelieves con motivos patrimoniales de la localidad que se irían entregando a modo de premio en los distintos certámenes, concursos u homenajes que el Ayuntamiento de Villa del Río tiene a bien organizar.
En 2013 tendrá lugar la exposición de 20 pasos en miniatura donde presentará novedades y aportaciones a los ya expuestos algunos años atrás, con más de 120 figuras todas diferentes, que llevaría por título La pasión del último ceramista.
En definitiva, en su actividad expositiva podemos destacar las siguientes muestras:
● Exposición colectiva en Galería Sant Andreu en Barcelona, 1984 y 1985.
● Exposición individual en Sala de Exposiciones Casa de la Cultura de Villa del Río, 1986.
● Exposición de cerámica moderna, Sala Taller Horta, Barcelona, 1990.
● Exposición de cerámica moderna Galería Casa de la Cultura de Villa del Río, 1991.
● Exposición de maquetas de pasos de Semana Santa en Galería Casa del Cultura Villa del Río, 1995.
● Exposición individual en Sala de Exposiciones Casa de la Cultura Villa del Río, 1998.
● Muestra de Arte Homenaje a Manolete, Museo Histórico Municipal Casa de las Cadenas de Villa del Río, 2003.
● Salón de Actos de la Peña Cultural Flamenca Fosforito de Villa del Río, 2008.
● I – VIII Muestra Bienal de Arte de Villa del Río, Museo Histórico Municipal Casa de las Cadenas de Villa del Río.
En su prolífica y variada obra creativa destacan las pinturas al óleo sobre lienzo con temas diversos: paisajes, bodegones, retratos y algunos de temática social.
Para los primeros se ha inspirado fundamentalmente en el entorno, en su Villa del Río natal, los enclaves patrimoniales, religiosos y naturales.
Entre sus hábitos diarios se encuentra dar largos paseos matutinos y es, sin duda un buen momento para captar los matices, los olores, las luces, los colores de las flores de los jardines de los huertos familiares, los tonos de las hojas del suelo de la Avenida de los Lirios. Sobre todo, se trata de una delicia para unos ojos que radiografían la realidad extrayendo todo lo bello que encuentra a su paso.
Para los bodegones, elige objetos cotidianos, composiciones donde abundan los instrumentos destinados a las labores domésticas: planchas, lámparas, mesas, máquinas de coser o flores.
En los retratos – y autorretratos – capta bien las actitudes y los semblantes firmes, utiliza colores apastelados donde predominan, fundamentalmente desde 2005 a esta parte, los azules y rosados – aunque su paleta abarque, siempre casi, toda la gama menos el negro -.
Para abordar la temática social se sirve de las figuras del campo y las de aquellas personas más desfavorecidas que parecen pedir justas explicaciones sólo con mirarnos.
Para D. Miguel no es un esfuerzo desprenderse de sus obras, más al contrario, se enorgullece y se alegra de que pasen a formar parte de la vida de la gente a la que ha calado. Tiene, por otro lado, buena memoria para recordar dónde fue a ubicarse cada una. Recientemente ha donado al Ayuntamiento de Villa del Río un gran lienzo, (200 x 150 cm.), titulado Puente de Hierro; que elaboró, en un principio, para su disfrute personal y que, sin embargo, le hace más feliz que todos podamos disfrutarlo.
Ha colaborado, también en numerosas ocasiones, donando sus obras para rifas benéficas y otro tipo de causas, siempre que se lo han demandado.
En cuanto a sus piezas cerámicas, quizás sea en este terreno donde más oportunidad tenga el artista para enseñar la creatividad que es capaz de germinar en su mente y florecer en sus manos. Las sensaciones, al trabajar el barro, no son comparables a las experimentadas con el resto de materiales. Con esto disfruta especialmente y es un material que conoce bien, no en vano lleva trabajándolo más de 35 años. No utiliza dibujo previo ni guías que lo condicionen demasiado. Es el suyo un disfrute donde la improvisación y el cambio de planes sobre la marcha juegan un importante papel. Sin embargo, se considera muy tradicional con la técnica y fundamentalmente figurativo, ya que prefiere que exista una comunicación inmediata con el observador, quiere garantizarla de algún modo desde el propio diseño; aunque dice buscar siempre la máxima originalidad.
Como creador, se siente afortunado al haber sido capaz de lograr que sus gustos coincidan plenamente con los de las personas que demandan sus creaciones y con las que asisten con gran ilusión a unas clases de cerámica y pintura que ha vuelto a impartir en su pueblo desde 2016; y que generalmente culmina con exposiciones colectivas tituladas Con mis manos.
Para el curso 2017 – 2018 y 2018 – 2019, impartirá clases de pintura en la recién inaugurada, por parte del Ayuntamiento de Villa del Río, Escuela de Artes Plásticas, situada en la Casa de las Cadenas.
Siente que en su pueblo se le quiere y tiene agradecimientos para su familia, para los responsables que desde el ayuntamiento han confiado en él desde los inicios, para sus amigos D. Rafael Muñoz Moreno, D. Francisco Laguna Menor y Dª. Ana Tendero Martos, y también para sus paisanos y compañeros de profesión y ocupación, a quienes profesa gran respeto y admiración; entre los que destaca al pintor D. Miguel Cachinero Muñoz – con quien, además, ha realizado algunos fondos de escenario y compartido responsabilidades en la organización de diferentes eventos culturales -, a D. Francisco Pérez Daza, o a D. Enrique Sánchez Collado y D. José Collado Córdoba, familiares suyos estos últimos.
Cercano, amable, inquieto, afectuoso. Con una obra prolífica y en entendimiento perfecto con lo profundamente arraigado. Reconocido por su pueblo hasta el punto de ser nombrado, de forma unánime, como Hijo Predilecto de Villa del Río en el año 2017, algo por lo que se siente abrumado, y de nuevo, más seguro que nunca de querer seguir permaneciendo en el lugar donde siempre ha querido estar.