No es posible lograr un desarrollo sostenible sin transformar radicalmente la forma en que construimos y administramos los espacios urbanos. La extrema pobreza suele concentrarse en los espacios urbanos; y los gobiernos nacionales y municipales luchan por absorber el aumento demográfico en estas áreas.
Ahora bien, son muchos los problemas que existen para mantener ciudades de manera que se sigan generando empleos y, siendo prósperas, no ejerzan presión sobre la tierra y los recursos. Los problemas comunes de las ciudades son la congestión, la falta de fondos para prestar servicios básicos, la falta de políticas apropiadas en materia de tierras y vivienda y el deterioro de la infraestructura.
Los problemas que enfrentan las ciudades, como la recogida y la gestión seguras de los desechos sólidos; se pueden vencer de manera que les permita seguir prosperando y creciendo y, al mismo tiempo, aprovechar mejor los recursos y reducir la contaminación y la pobreza. Un ejemplo de esto es el aumento en los servicios municipales de recogida de desechos. El futuro que queremos incluye ciudades de oportunidades, con acceso a servicios básicos: como energía, vivienda y transporte; y más facilidades para todos.
Mejorar la seguridad y la sostenibilidad de las ciudades implica garantizar el acceso a viviendas seguras y asequibles y mejorar los asentamientos marginales. También incluye realizar inversiones en transporte público, crear áreas públicas verdes y mejorar la planificación y gestión urbana, de manera que sea participativa e inclusiva.