La enajenación de Aldea del Río por parte de la corona se inscribe en el proceso de señorialización que afecta a las poblaciones del reino de Córdoba durante la época de Felipe IV. Las causas obedecen a la delicada situación por la que atraviesa la hacienda y a la necesidad imperiosa de allegar recursos. Como consecuencia de este fenómeno, distintas familias de la nobleza cordobesa se convierte en titulares de señoríos, entre ellas los Sousas, que residen en el barrio de San Andrés.
En 1628 don Antonio Alfonso de Sousa y Guzmán compra la jurisdicción de Aldea del Río por 3.272.000 maravedíes, y para hacer frente al fuerte desembolso económico se ve obligado a gravar los bienes de su mayorazgo con censos. El primer titular del señorío nace en Córdoba hacia el último cuarto del siglo XVI. Era hijo primogénito de Don Diego Alfonso de Sousa, caballero veinticuatro de la ciudad y familiar del Santo Oficio, y de doña Ana Guzmán y Saavedra. Ocupa el puesto de alguacil que su progenitor, desempeña una veinticuatría en el gobierno municipal. Contrae matrimonio con doña Luisa Carrillo de Córdoba, perteneciente a una familia noble.
Sin duda, el ascenso de la familia culmina con la adquisición del señorío. A la muerte del I señor de Aldea del Río le sucede su hijo don Juan Alfonso de Sousa y Córdoba, nacido en1630 y casado con doña Ana de Cárcamo y Haro. Por mediación de un tío de su esposa consigue el hábito de caballero de la orden de Alcántara, y en 1670 litiga por la sucesión del marquesado de Guadalcazar, título que pasara a la familia en el siglo XVIII en la persona de su homónimo don Juan Alfonso de Sousa, conde de Arenales.