El linaje de los fundadores de Mayorazgo de la Villa de Aldea del Río, según Alfonso Porras de la Puente, descendiente del rey Alfonso II de Portugal (1185-1223), casado con doña Urraca hija del rey Alfonso VIII de Castilla, quién le dio cinco hijos.
Dos de estos hijos llegaron a ser reyes de Portugal, el primero Sancho III (1210-1279), de donde procede nuestro linaje al casar en 1254, segundas nupcias con Beatriz de Castilla, hija natural del rey Alfonso X el Sabio.
Esta varonía está relacionada con la llegada a Córdoba de don Vasco Alfonso de Sousa, el cual debió llegar a Castilla con el séquito y cortejo de la reina doña María de Portugal al contraer matrimonio con el rey Alfonso XI de Castilla (1311-1350).
D. Vasco Alfonso de Sousa, era el tercer nieto del rey Alfonso III de Portugal, luego era también sobrino de la reina doña María de Portugal, y por tanto primo segundo del rey Pedro I, el cruel.
Este rey y en agradecimiento a los servicios prestados por don Vasco Alfonso, a su madre, la reina doña María de Portugal, sobre todo en el asunto de los amores del rey con doña Leonor de Guzmán, le nombró Alcaide y Justicia Mayor de Córdoba y Señor de Castil-Anzur (Puente-Genil) 1366.
Vivió don Vasco Alfonso de Sousa en la casa-palacio de estilo mudéjar situada en la plaza de Jerónimo Páez, frente al actual Museo Arqueológico. Esta casa fue restaurada en 1350 por el alarife medieval maese Mohamed.
En esta casa tuvo Enrique II de Trastamara, con su hija doña Juana Alfonso de Sousa, un hijo bastardo llamado Enrique, al que le concedieron le titulo de Conde de Cabra y duque de Medina-Sidonia, y que murió a la edad de veinte años.
A Vasco Alfonso de Sousa le sucedió en el Señorío de Castil-Anzaur, su hijo Diego Alfonso de Sousa, que murió hacia 1413.
A este le sucedió su hijo Juan Alfonso de Sousa, que fundó el Mayorazgo de Rabanales, fue Alcaide del castillo de Bujalance y del Alcázar de Córdoba, así como Justicia Mayor y Veinticuatro de Córdoba. Murió en 1479.
Le sucedió en el Mayorazgo de la casa de Sousa, su hijo Diego Alfonso de Sousa, casado con Juana Carrillo.
Le sucedió su hijo D. Antonio Alfonso de Sousa, casado con doña Marina Fernández de Córdoba-Figueroa.
Sucedió en el Mayorazgo a éste último, su hijo Diego Alfonso de Sousa, casado en segundas nupcias con doña Ana de Saavedra de Guzmán, conocida por Ana de Guzmán.
Estos fueron los padres del fundador del Mayorazgo de la Villa de Aldea del Río, es decir, de don Antonio Alfonso de Sousa y Guzmán, casado con doña Luisa Carrillo de Córdoba y Bocanegra, primer señor de la villa de la Aldea del Río.
Don Antonio Alfonso de Sousa, fue bautizado el 13-VIII-1575. Era Caballero de la Orden de Santiago, primer Señor de la Villa de la Aldea del Río, Vº del Mayorazgo de Rabanales, etc., alguacil mayor del Santo Oficio de la Santa Inquisición de Córdoba, en propiedad por nombramiento del Rey Felipe III, Tercer Alcalde del Castillo de La Rambla, fiel ejecutor mayor de la ciudad de Córdoba, con voz y voto en el Cabildo, Caballero XXIV de Córdoba. Sirvió valerosamente al Rey y a la patria en las expediciones de Arache y la Mamola.
Desde muy antiguo la casa de Sousa, tuvo tierras y posesiones en la Aldea, tal como se acredita en el pleito a favor de doña Mayor Martínez de Sousa, por el que reclama la posesión de unas tierras hacia 1359 en la Aldea.
Tal vez por esa tradicional vinculación y posesión de tierras y bienes de la Casa de Sousa en la Aldea, don Antonio Alfonso de Sousa, confirmó en 1628 al rey Felipe IV (1605-1665), la jurisdicción y señorío de Aldea del Río, en 3.272.000 maravedíes.
A los ocho años , es decir en 1635 Felipe IV, agobiado económicamente por el sostenimiento de las costosísimas e interminables guerras europeas y aprovechando los aires abolicionistas de los antiguos señoríos, cuyos bienes se encontraban en gran parte abandonados y en ruina, vendió la jurisdicción y el derecho de nombramiento de alcaldes y regidores, al pueblo de Aldea del Río, al precio de 500 maravedíes por vecino, y como hemos dicho antes, la Aldea tenía 160 vecinos, resultan 80.000 maravedíes, que se pagaron entregando un primer plazo de 1200 ducados de oro, que se habían recaudado de arbitrios para hacer cárcel y reloj nuevo, y el resto del caudal del Pósito, arrendamientos de las dehesas boyales y otros arbitrios.
Los habitantes del Aldea del Río, ya emancipados y orgullosos de dirigir ellos mismos su propio destino, creyeron llegado el momento de solemnizar su mayoría de edad, solicitando al rey, el título de "Villa", para su próspero y laborioso pueblo en creciente desarrollo, título con graciosa y gustosamente, el rey Felipe IV, concedió según real cédula del año 1635.
A partir de esta fecha la Aldea pasó a denominarse Villa de Aldea el Río, nombre que con el tiempo fue perdiendo el término de aldea, para denominarse finalmente Villa del Río.
Reclamó ese mismo año, don Antonio Alfonso de Sousa, el derecho de recuperar nuevamente la jurisdicción y oficios municipales, solicitud que no sólo fue denegada, sino que se le apercibió para que no inquietase con más pleitos al Cabildo Municipal de la Aldea, sobre su pretensión de nombrar los oficios municipales y la justicia, bajo pena de 1000 ducados.
A pesar de todo, al año siguiente en 1636, don Antonio Alfonso de Sousa volvió a insistir reclamando sus derechos sobre el señorío de Aldea del Río, y como Felipe IV necesitaba dinero a toda costa para financiar las guerras europeas, volvió a recuperarlo por la vía de la fundación del mayorazgo.
El Mayorazgo es una institución feudal, destinada a perpetuar generalmente en los primogénitos de la familia, la propiedad de ciertos bienes (tierras, inmuebles, tributos, etc,) dejados en herencia de manera que no puedan ser enajenados por el heredero, que venía obligado a transmitirlos a su sucesor intactos.
Por ello en 1636, don Antonio Alfonso de Sousa y Guzmán, fundó el "Mayorazgo de la Villa de Aldea del Río" con todos los derechos y prerrogativas que conlleva el mayorazgo, entre los que figura la posesión del título nobiliario de "Señor de la Villa de Aldea el Río"
Don Pedro Isidro Alfonso de Sousa, fue el último señor de la Villa de Aldea del Río, dado que las Cortes de Cádiz abolieron los mayorazgo y señoríos en 1820 y finalmente en 1836 ya en las postrimerías del reinado de Fernando VII y don Pedro Isidro murió en 1850.
Las armas de esta varonía, del noble linaje de la Casa de los Sousa y por tanto de los Señores de la Villa de Aldea del Río son: Escudo cuartelado en forma de aspa. En el primer y cuarto cuartel, se sitúa en campo de gules un castillo de oro donjonado, mazonado de sable y adjurado de azur, que son las armas reales de la corona de Castilla.
En el segundo y tercer cuartel, en campo de plata se sitúan las cinco quinas que son las armas reales de la corona de Portugal, es decir cinco escudos de azur, puestos en souter o aspa, cargados cada uno de ellos con cinco roelas de plata. Las roelas o dineros simbolizan las diferentes comarcas, lugares, fincas o propiedades del título nobiliario.
Finalmente en el jefe o parte superior del escudo, se sitúa una corona de Señor.
Este ha sido el escudo de armas del Mayorazgo o Señorío de la Villa de Aldea del Río, durante los siglos XVII, XVIII y XIX y considero que de él, se deberían haber sacado los símbolos que configuran el "triángulo entado en punta o parte inferior" del actual escudo de Villa del Río.
En el censo de Ensenada, de 1750 se enumeran algunas de las propiedades que los Señores de la Villa de Aldea del Río, poseían en dicha población, tales como la casa solariega, molino harinero, almaza, Pósito, tierras de labor, pastos, olivares, tributos, alcabalas, etc., una verdadera fortuna que constituía la base o fundamento del mayorazgo.
José Luis Lope y López de Rego
Revista de feria 2003