Continué estudiando su geografía, sus rincones, sus parajes, el valle, la vega, la campiña, el paisaje, etc, y no hallé un símbolo más enigmático y sugestivo que nuestro gran río, esa gran corriente de agua que da la vida a su fértiles tierras, y es fuente de inagotable riqueza, símbolo permanente de sus historia, desde los tiempos más remotos y vía natural de penetración de todas las culturas.
Por nuestro río denominado en un principio Tartesos penetró esa primera cultura, que fundío Sitia en la desembocadura del arroyo del Salado con el Guadalquivir, y aquella final originó la región Ibérica de la Turdetania con su capital en Korduba, así como las culturas Fenicia, Griega y Cartaginesa.
También el río Betis, fue la vertebración de la Provincia de la Betica en época Romana, entonces navegable y con numerosos puertos fluviales como el de Ripa (Villa del Río)
Los árabes le dieron su actual nombre Guadalquivir que significa: Wad=Río, Quivir=Grande. Cautivados por sus fértiles aguas, pues venían del desierto, supieron crear el mejor sistema de regadíos elevando las aguas mediante norias (al-Na ura), y distribuyéndola mediante canales (qanat) y acequias (al-saqiya), haciendo florecer en todo el valle un verdadero vergel de vegas, huertas, arboledas y frutales muy productivos y abundantes.
Luego el Guadalquivir, representado en sus ondulantes olas azules o fajas, era también otro elemento importante a tener en cuenta en la simbología villarrense.

José Luis Lope y López de Rego

Revista de feria 2003